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En diálogo con Ámbito, Kargieman analizó el rol de la Argentina en el tablero global de la IA, el vínculo con Estados Unidos y el impacto que tendrá esta iniciativa en la economía nacional.

El proyecto, denominado Stargate Argentina, prevé una inversión inicial de entre US$ 7.000 y US$ 10.000 millones dentro del esquema RIGI, con una capacidad de hasta 500 megawatts (MW) —de los cuales 100 MW serán generados por fuentes renovables—. El acuerdo establece que Sur Energy avanzará en la construcción de la infraestructura, mientras que OpenAI actuará como offtaker, adquiriendo energía y capacidad de cómputo mediante contratos a largo plazo.

“Argentina tiene la oportunidad de aprovechar la coyuntura para construir una vertical de servicios que puede ser crítica para los próximos 20 o 30 años”, aseguró Kargieman, quien destacó que la alianza con OpenAI posiciona al país dentro de una competencia global estratégica entre Estados Unidos y China por el control de la infraestructura de IA.

El ejecutivo explicó que la construcción del primer centro de datos comenzará en 2026, con entrada en operación prevista para 2027, y que Chubut y Neuquén se perfilan como las provincias candidatas para recibir el proyecto. “El cronograma se mantiene: queremos tener el primer datacenter funcionando en el primer trimestre de 2027. OpenAI está totalmente comprometida y nosotros también”, aseguró.

Consultado sobre los desafíos para un proyecto de esta magnitud, Kargieman descartó limitaciones tecnológicas locales y señaló que los mayores retos son logísticos. “En Argentina existen las capacidades técnicas y la energía necesaria para hacerlo. Lo que se requerirá es importar materiales y coordinar a las empresas locales con constructoras internacionales especializadas en datacenters de gran escala”, afirmó.

Respecto al abastecimiento energético, reconoció que será necesario ampliar la capacidad de generación y transporte. “Para llegar a 500 MW habrá que construir nueva infraestructura energética. Argentina tiene un enorme potencial en energía eólica en el sur y solar en el norte. Este tipo de proyectos nos impulsa a desarrollar una red más resiliente, con almacenamiento y transmisión moderna. Es una oportunidad para fortalecer el sistema nacional”, detalló.

En cuanto al impacto económico, Kargieman fue claro: “El beneficio real para el país no está en el empleo directo —un datacenter de este tipo emplea unas 100 personas—, sino en la apertura de una nueva vertical de exportación de servicios de cómputo a gran escala”. Explicó que esta industria permitirá al país generar divisas con alto valor agregado y mejorar la competitividad de las empresas locales, además de ofrecer al Estado la posibilidad de alojar sus datos en infraestructura nacional y optimizar su gestión mediante IA.

El empresario definió este tipo de proyectos como parte de la “infraestructura del siglo XXI”, que incluye energía, cómputo y comunicaciones. “Son los pilares de la nueva economía tecnológica. La ventaja para países como Argentina es que pueden saltarse etapas y desarrollar directamente la infraestructura que necesita la economía del siglo XXI”, sostuvo.

Uno de los ejes más destacados de la entrevista fue su análisis sobre el valor agregado de este tipo de exportaciones. “Hay más valor agregado en exportar cómputo que en exportar energía. Si tomás el gas de Vaca Muerta, lo licuás y lo exportás, obtenés un ingreso determinado. Pero si usás ese mismo gas para alimentar un datacenter y exportás servicios de cómputo, generás mucho más ingreso genuino por unidad de energía. Es una manera de transformar recursos naturales en conocimiento y divisas”, explicó.

En términos geopolíticos, Kargieman respaldó la estrategia de alineamiento con Estados Unidos impulsada por el gobierno de Javier Milei. “La lectura del Gobierno actual de posicionarse junto a Estados Unidos es correcta. Existe una cercanía cultural y de valores, además de una oportunidad práctica para atraer inversiones en tecnología. No todo se reduce a ventajas económicas: también se trata de compartir principios y visión”, afirmó.

Finalmente, destacó el potencial de la Argentina para convertirse en un actor global dentro del ecosistema de la inteligencia artificial. “Nuestro país tiene recursos energéticos, talento científico y una comunidad tecnológica sólida. Si aprovechamos esta oportunidad, podríamos pasar de exportar materias primas a exportar capacidad de cómputo e innovación. Ese es el salto que define el siglo XXI”, concluyó Kargieman.

Autor: admin

Fuente: INFO ENERGIA